El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil cumple 40 años

Con los lemas “Tierra para quienes viven y trabajan en ella” y “La ocupación es la única solución”, reivindican la redistribución de las tierras improductivas.

Hace 40 años, alrededor de 100 personas se reunieron en Cascavel para participar en el I Encuentro Nacional de los Sin Tierra, evento en el que surgió el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (en portugués: Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra), abreviado MST, un movimiento político-social brasileño de inspiración marxista que lucha por la reforma agraria y la justicia social, que es un referente y ejemplo de lucha colectiva por los derechos de los explotados y las explotadas.

Al año de su fundación, se llevó a cabo el primer Congreso Nacional del MST, en el que se afirmó que “sin tierra no hay democracia”. El congreso, que tuvo lugar entre el 29 y el 31 de enero de 1985, fue un hito histórico para las personas sin tierra en Brasil. Allí se acuñarían los lemas “Tierra para quienes viven y trabajan en ella” y “La ocupación es la única solución”, como expresión de reivindicación de la redistribución de las tierras improductivas.

En las últimas décadas, el MST ha crecido y en la actualidad está organizado en 24 estados brasileños, con 185 cooperativas, 1.900 asociaciones ,120 agroindustrias, con alrededor de 400 mil familias asentadas y otras 70 mil viviendo en campamentos. Toda la comunidad empezó las celebraciones de los 40 años de existencia este lunes, con la reunión de la coordinación nacional del MST, en la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF), en Guararema (São Paulo).

Las actividades, anuncia el movimiento en su portal, se extenderán hasta el próximo sábado, con la participación de 400 trabajadores sin tierra en representación de 24 estados del país sudamericano. También en el marco de este aniversario, el MST realizará en julio su 7º Congreso Nacional, al que se esperan que participen alrededor de 15 mil personas en Brasilia.

El último evento de este tipo, tuvo lugar hace justo una década, cuando el movimiento definió que, además de la democratización del acceso a la tierra, era necesario disputar el modelo productivo de la agricultura. Fue entonces cuando añadió la palabra “popular” a la reforma agraria que defiende, exigiendo de manera más contundente, por ejemplo, debates ambientalistas y la defensa de la agroecología.

«Se nace con cicatrices»

Para el geógrafo Bernardo Mançano, autor, entre otros, del libro La formación del MST en Brasil  e investigador del movimiento desde sus inicios, el momento más crítico del MST fue su nacimiento. «El movimiento nació dentro de la dictadura. Nació con cicatrices políticas de un proceso que detuvo y quitó vidas, pero aún logra conquistar territorios e iniciar el proceso de espacialización de la lucha», afirmó Mançano.

El contexto en el que surgió la fundación del MST fue la lucha por la redemocratización a finales de los años 1970 y 1980, con ocupaciones de grandes latifundios llevadas a cabo por agricultores en el estado de Rio Grande do Sul. Una de las más emblemáticas fue la Encruzilhada Natalino, en diciembre de 1980, que recibió gran apoyo de las masas populares de la región.

«Esos colonos estaban haciendo un intento muy concreto de sobrevivir, ciertamente no pensaron en lo que resultaría. Pero, mirando en el espejo retrovisor de la historia, fue una innovación en el formato de la lucha por la tierra en Brasil: la ocupación con lona negra», destaca Ceres Hadich, de la coordinación nacional del MST. «La Encruzilhada Natalino inauguró una forma de pensar la lucha por la reforma agraria y de hacer política que se convertiría en una de las grandes señas de identidad del MST», resumió.

«Al principio el movimiento experimentó la producción con cooperativas», afirmó Ceres. «La educación también ha jugado siempre un papel fundamental. Nos dimos cuenta de que era necesario crear nuestra forma de educar, formular una pedagogía sin tierra”, dijo, destacando la experiencia de las escuelas itinerantes.

Violencia, reacción y el auge del MST

Poco después, el movimiento afrontaría su década más sangrienta, pero también aquella en la que se dio a conocer en Brasil. Si la violencia en el campo estuvo presente a lo largo de los 40 años del MST, para Hadich el período comprendido entre 1995 y 2010 es uno en el que la combinación «Estado, milicias y latifundios se revela especialmente».

La masacre de Eldorado do Carajás, que convirtió el 17 de abril en el día mundial de la lucha por la tierra, es el más emblemático de estos episodios. En la tarde de ese día de 1996, alrededor de 1.500 sin tierra llegaron al lugar conocido como Curva do S, en el suroeste de Pará, camino a Belém para reclamar la expropiación de una finca al Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria. (Incra). Rodeados y atacados por 155 agentes de la Policía Militar, 21 campesinos fueron asesinados y 79 resultaron heridos.

La conmoción por el ataque, que tuvo escenas televisadas, fue inmensa, afirma Brasil de Fato , recordando que el debate sobre la reforma agraria ocupó el centro de la agenda política brasileña. En 1997, tres marchas simultáneas convocadas por el MST salieron de diferentes puntos del país y marcharon durante alrededor de dos meses hasta llegar a Brasilia, el día en que se cumplía un año de la masacre, reuniendo a cerca de 100.000 personas.

«Fue histórico. Pero no fue el MST el que aportó 100 mil. Fue la sociedad la que se unió. Y llevó el movimiento a otro nivel», destacó Gilmar Mauro.

El 17 de abril de 1997 se publicó el fotolibro Terra, de Sebastião Salgado, sobre la lucha por la tierra, con presentación de José Saramago y acompañado de un CD de Chico Buarque. Los tres artistas donaron los derechos de autor de la obra al MST, que con el dinero recaudado construyó la Escola Nacional Florestan Fernandes, en Guararema (São Paulo).

Es en esta fase posterior a la masacre de Eldorado do Carajás que TV Globo transmite la telenovela O rei do gado . Con una trama que involucra un romance entre una mujer sin tierra y un campesino, la telenovela tenía, en opinión de Gilmar Mauro, «la intención de domesticar al MST, de deshacer el conflicto». “Pero tuvo el efecto contrario. Terminó difundiendo el tema de la reforma agraria y del MST a nivel nacional», recordó.

Para Gilmar, 1997 fue un punto de inflexión para el movimiento. «Ganamos las ciudades. Principalmente universidades. Mucha gente se une al movimiento. Incluso hubo un lema en aquel momento: «la reforma agraria se hace en el campo, pero se logra en la ciudad», recordó.

Sin embargo, el crecimiento no detuvo la violencia. Para Ceres, uno de los hitos de la nueva cara de la represión, tras los cambios en el agronegocio desde la década de 2000, con el auge de las exportaciones de materias primas, los transgénicos y la financiarización, fue la muerte de Keno, como se conocía al agricultor Valmir Mota.

En octubre de 2007, a la edad de 34 años, Keno fue asesinado por guardias de seguridad contratados por la transnacional suiza Syngenta. Participó, junto con otras 150 personas de la Vía Campesina –organización internacional de movimientos rurales populares de la que forma parte el MST– en una ocupación en la ciudad de Santa Tereza do Oeste (Paraná). La acción denunciaba la ilegalidad de los experimentos que la empresa, gigante del sector de transgénicos y pesticidas, realizaba en la zona.

Los militantes fueron atacados por 40 hombres armados de la empresa NF Segurança. Además de Keno, la granjera Isabel Nascimento de Souza fue puesta de rodillas para ser ejecutada. Cuando llegó el disparo, levantó la cabeza y recibió un impacto en el ojo derecho. Quedó ciega, pero sobrevivió. Otros tres activistas resultaron heridos. En 2018, Syngenta fue condenada por el Tribunal de Justicia de Paraná.

«’La diferencia con el asesinato de Keno a manos de Syngenta es que ya no estábamos hablando de la violencia del terrateniente, del pistolero. Estábamos hablando de la empresa transnacional, esa empresa que está imponiendo los transgénicos en el mundo, que tiene su sede en Suiza”, dijo Hadich. Hoy, en el lugar donde fue asesinado Keno, funciona el Centro de Investigaciones Agroecológicas Valmir Mota de Oliveira.

Las décadas de 1990 y 2000, analizó Ceres, «revelaron la violencia del capital y del agronegocio y, en este dolor, nos permitieron ser acogidos por la sociedad brasileña. Lo dejó claro: son trabajadores rurales pobres que no tienen nada, que están librando una lucha digna y están siendo golpeados y muriendo por ello. Fue un período que, contradictoriamente, en esta violencia y duelo, reveló a la sociedad un MST que nadie conocía».

Los debates

Otro punto de inflexión en la historia del MST ocurrió en 2014. La agroecología –un modelo agrícola basado en principios ecológicos y relaciones socialmente justas, sin el uso de fertilizantes sintéticos, pesticidas o semillas transgénicas– ya había sido incorporada por el movimiento desde principios de década de 2000. Fue en su último congreso, sin embargo, que el MST consolidó el entendimiento de que enfrentar el agronegocio es, además de la disputa por un terreno, una disputa por un modelo, por cómo trabajar en esa tierra.

«Entendemos que no tiene sentido defender una reforma agraria puramente distributiva y productivista, al estilo clásico. Pero en Brasil, por las condiciones características, necesitaríamos avanzar hacia otro tipo, sí de distribución de tierras, pero pensando de otra manera en cuestiones ecológicas, productivas, de alimentación sana, etc.», explicó Gilmar Mauro. “Es un salto de calidad enorme”, subrayó.

En 2024, el VII Congreso Nacional deberá sistematizar el próximo salto. «Es una gran expectativa», afirmó Ceres Hadich: «alcanzar la síntesis que señalará hacia dónde caminaremos en los próximos años».

El Movimiento Sin Tierra cumple 40 años, con desafíos de renovación y bajo el cerco bolsonarista

Después de gobiernos antagónicos, el movimiento guarda una relativa desilusión con el PT. Protagonista de ocupaciones de tierras vistas por grupos de izquierda como instrumentos de presión legítimos y, por grupos de derecha, como violaciones violentas de la propiedad privada, ha permanecido en el centro de la atención en el enfrentamiento político en las últimas décadas.. Después de atravesar la gestión de Jair Bolsonaro bajo amenazas (el expresidente abogaba por calificar las acciones del grupo como terrorismo), hubo tensiones con el gobierno de Lula 3 debido a la ocupación de una hacienda de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria y fue presionado por una CPI en la Cámara de Diputados.

«El gobierno del presidente Lula y Dilma [Rousseff] hizo mucho, pero necesitamos avanzar. Necesitamos incluir la reforma agraria en los Presupuestos del Estado», resume el diputado federal Marcon (PT-RS), militante y beneficiario de la reforma agraria, quien aún vive en el Asentamiento Capela, en Nova Santa Rita (RS).

En la visión del diputado, los mayores desafíos de ahora en adelante son estructurar los asentamientos y brindar perspectivas a las nuevas generaciones.

Fuente: folha do SP y Mundo Obrero

Foto: MST Oficial

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