Del cambio climático pasamos al hervor global

Mientras en el hemisferio Norte era verano, en el Sur era invierno. Esta conducta climática estaba de la Tierra era aprendida en las escuelas y en la vida cotidiana como un dogma infalible.

El mes de agosto que corre, desmiente por completo esta verdad que hasta hace poco era incuestionable porque tanto en Perú, Argentina, Bolivia, Chile, al igual que en España, Francia, Inglaterra, los EEUU, la ola de calor se hace planetaria. Intensas olas de calor recorren el planeta como nunca antes de manera simultánea, sin importar si son los Andes o los Alpes. ¡La ciencia moderna está desconcertada porque los centros de investigación no tienen registros de las temperaturas cercanas a 40º en el Sur en pleno invierno! Y, en simultáneo cae granizos de gran tamaño en Copacabana, Bolivia.

En este contexto, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, en una de sus alocuciones últimas sentenció: “Hemos pasado del calentamiento climático al hervor global”.

Esta sentencia nada menos que de la máxima autoridad de la ONU, hace como medio siglo atrás, hubiese sido censurada por las autoridades políticas mundiales como apocalíptica o subversiva. Pero, las herejías de la juventud climática de la década de los 60 del siglo pasado son ahora una incómoda verdad irrefutable.

Como nunca antes el sistema Tierra, cono consecuencia de los impactos de la civilización del petróleo y del cemento, está cambiando raudamente su temperatura media. Y, con ello, muchos ecosistemas, vida en sus diferentes formas, sufren y sufrirán mutaciones.

En estas condiciones climáticas planetarias, es urgente que los humanos realicemos mutaciones en nuestros estilos de vida en y desde donde estemos. Producir en alguna medida parte de nuestra comida, incluso si acaso vivimos en las ciudades, cuidar los nacimientos de agua y los bosques, consumir lo básicamente necesario y liberarnos del plástico, optar por la bicicleta en lugar de los automóviles, etc., son imperativos existenciales si acaso queremos evitar la acelerada debacle climática ya anunciada hace décadas por las y los profetas del clima de la Madre Tierra.

Deja un comentarioCancelar respuesta

Salir de la versión móvil